IGUALES
Por Gabriel Oviedo (SentidoG.com)
Fue un día orgullosamente histórico. Argentina se convirtió en el decimo país del mundo en legalizar el casamiento entre personas del mismo sexo. Pese a los 2,7º, fue una madrugada muy calida para la Comunidad LGTB.
Tras 15 horas de debate por la que expusieron sus argumentos 47 senadores, la votación fue positiva: 33 a 27 (y 3 abstenciones y 9 ausentes). El Senado reconoció que nuestras familias existen y debían ser legalizadas. Y asi fue.
Pero no fue un camino de rosas. Hace 20 años, hubo la primera intención de cambiar la ley de matrimonio a principios de los ’90 y fue impulsada por la asociación Gays por los Derechos Civiles, dirigida por Carlos Jáuregui.
Jáuregui pretendía ver incluido en el nuevo Estatuto de la Capital Federal un artículo que condenara expresamente la discriminación por motivos de orientación sexual. Su vida estuvo dedicada al deseo de la libertad. Trabajó a partir de la restauración democrática en la construcción de un movimiento de minorías sexuales capaz de exigir igualdad de derechos dentro de la sociedad.
No pudo ver su éxito, pero siempre exhortó a la práctica de una política militante de “hacerse visible”, para modificar desde el orgullo de la propia diferencia la marginación impuesta desde la cultura hegemónica.
En 1998, la diputada Laura Musa, presentó un proyecto fundamentado por la Sociedad de Integración Gay Lésbica Argentina (SIGLA), que exigía derechos a nivel nacional a las parejas del mismo sexo. Pero perdió estado parlamentario y vuelto a presentar por la diputada Margarita Stolbizer el 23 de marzo de 2000, con nuevas presentaciones en 2002 y 2004 por la diputada Laura Musa.
El mayor logro hasta ahora se había obtenido el 12 de diciembre de 2002, cuando se aprobó en la Ciudad de Buenos Aires el proyecto de ley de Unión Civil presentado por la Comunidad Homosexual Argentina (CHA). Desde entonces unas 2500 parejas se unieron, siendo curiosamente, la mayoría heterosexuales, que por distintos motivos no quisieron (o no pudieron) contraer matrimonio. Es de destacar este dato, ya que desde sus inicios se la llamó “ley gay”, y también generó polemicas. Sin embargo al no ser una ley excluyente ni excluisva de la comunidad homosexual, muchas parejas formadas por personas de distinto sexo pasaron por el Registro Civil y gozan de los beneficios de la Ley 1004.
Recien en octubre de 2007 la senadora nacional por la Ciudad de Buenos Aires Vilma Ibarra, presentó un proyecto de ley en el Senado para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por parte de parejas homosexuales.
En noviembre de 2009 se iniciaron los debates para modificar el Codigo Civil que impide a los homosexuales a contraer matrimonio en las comisiones de Familia, Mujer y Niñez, y de Legislación General de Diputados.
El 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, la CHA presentó la inscripción en la Argentina del matrimonio celebrado por dos de sus activistas, César Cigliutti y Marcelo Suntheim, celebrado en España. Este reconocimiento se negó, por lo que la pareja apeló la decisión.
Los primeros casamientos.
El 13 de noviembre de 2009 la magistrada Gabriela Seijas ordenó al Registro Civil porteño que celebre el casamiento de Alejandro Freyre y José María Di Bello, quienes habían iniciado un recurso de amparo para acceder a la ley.
Tras una decisión judicial en contra de esa celebración, el 28 de diciembre de 2009, contrajeron matrimonio en un Registro Civil de Ushuaia, con autorización de la gobernadora Fabiana Ríos.
Desde entonces, se casaron nueve parejas homosexuales, todas ellas con la intervención de la justicia, con idas y vueltas.
Y finalmente, el 14 de julio, a las 4 de la mañana, la alegría se hizo presente en todos los gays, lesbianas y trans del país. El Senado nos igualó a la par de los otros ciudadanos heterosexuales, con el mismo derecho y el mismo nombre. Por eso, espontáneamente, quienes estábamos en vigilia frente al Congreso, comenzamos a entoncar las estrofas del himno nacional. Nos sentíamos orgullosos de ser argentinos, de haber conseguido una victoria frente a la apocalipticavision inquisitoria de la Iglesia Catolica, y habíamos esquivado una ley de apartheid como proponían los mas resistentes.
Como bien indicó la Presidenta de la Federacion Argentina de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Trans (FALGTB), Maria Rachid, “aun queda mucho por hacer”. Sin duda, pero hoy siento que somos un poco mas iguales que antes, sin dejar de ser diferente.